La fuerza de la sangre

   Esto era una familia que paseaban por las calles de Toledo, de vuelta a casa, se cruzaron con cuatro hombres, riéndose y burlándose, por el otro lado Leocadia y su familia, iban rezando para llegar con bien a casa. De los cuatro hombres uno de ellos Rodolfo se había fijado en Leocadia que por su belleza no le produjo otra cosa que volver a por ella y robarla de compañía de sus padres.

    La robó y la llevó a su casa con los ojos vendados y casi desmayada a su aposento a la fuerza y contra su voluntad y sin su consentimiento la hiso suya. Leocadia ya vuelta en sí siendo ya consciente de su desdicha  y deshonra , pedía a aquel hombre que terminase con su vida, ya que en ese momento había acabado con su honra o que por lo menos no contase a nadie lo sucedido. Que la deshonra es menor cuando es en secreto, y es mayor cuando se es público.

    Aquel hombre, al terminar de gozarla, la dejó encerrada en la habitación, mientras el marchó a buscar consejo de los tres amigos que aquel día le acompañaban, pero a mitad de camino se volvió donde Leocadia, haciéndola caso de no contárselo a nadie lo que la había hecho, sin pensárselo  mucho más se la llevó al centro del pueblo, cerca de su casa, en una iglesia, allí la dejó con el propósito de devolverla. La muchacha llegó a casa de sus padres andando, sus padres la recibieron con los brazos abiertos que estaban ya desesperados ante ser testigo de su rapto, ella les contó lo sucedido a sus padres, que no hicieron otra cosa que consolarla y apoyarla.

     Desde entonces Rodolfo marchó a Italia.

     La joven quedó embarazada.

     Parió a un niño hermoso, le llevaron a una aldea, allí se crio los primeros cuatro años. Luis pusieron al niño, así se llamaba el padre de Leocadia. Al cuatro año se llevaron al niño a vivir con ellos, presentándole con sobrinos de ellos.  

    Un día ya con siete años el niño tuvo un accidente, un caballo le pisó, dejándole mal herido en el suelo.

   Antes del accidente, cuando le ocurrió a Leocadia aquello, ella de aquel sitio, había cogido un crucifijo de encima del escritorio de aquella habitación, no con el fin de hurto, si no como testigo de lo que allí ocurrió. Cuando contó lo sucedido a sus padres les contó de la existencia de aquel crucifijo, y entonces tuvieron la idea de que con ello encontrases y pusieran rostro a aquel hombre, con la idea de utilizarlo como cebo, pero lo declinaron porque no era de fiar porque podía aparecer cualquier otra persona enviado por este, decidieron por fin cesar de la búsqueda y Leocadia guardó aquel crucifijo con el único propósito de rogarle fuerzas para seguir adelante.

    Hasta que Luis, el niño, sufrió aquel accidente, el niño tendido en el suelo, bañado de sangre, un hombre que vio lo ocurrido fue a auxiliarle, le recogió y le llevó para su casa, llamó a un cirujano y le atendió. De esto se enteró inmediatamente todo el pueblo, y así llegó a oídos de sus tíos de Luis, que se dirigieron a ver como estaba el niño, dándole las gracias al hombre que le recogió, y a su mujer por tal gentil obra.

   Con los tíos también fue Leocadia, que inmediatamente reconoció aquella estancia, donde su honra quedó enterrada  hace siete años. Rodolfo entonces se hallaba todavía en Italia.

   Leocadia contó a sus padres que había reconocido la casa.

   El niño quedó allí hasta que se recupero. Los dueños de la casa decían que aquel niño se parecía mucho al hijo de ellos,.

   Un día Leocadia contó a Estefanía(que así se llamaba la mujer, dueña de la casa) le contó lo de aquella noche, de cuando la robaron, la forzaron y la verdadera identidad de Luisito, entonces sacó el crucifijo que aún guardaba. La mujer atónita y ambas empapadas en llanto reviviendo la historia de Leocadia, entonces venían llegando a casa el hombre y el niño, vieron como las mujeres estaban con el rostro cubierto en lagrimas, asustados preguntaron lo que estaba ocurriendo...Estefanía contó inmediatamente al marido lo que Leocadia la había relatado, desde el principio la creyeron, sin necesidad de ningún testigo, más que aquel crucifijo.

  Decidieron escribir una carta al hijo que aún se hallaba en Italia, para que se viniera rápidamente le dijeron que le habían hallado esposa, y efectivamente se vinieron el y los tres amigos más.

 Rodolfo dijo a su madre que su esposa debía de tener mucha belleza. puesto que el nivel económico ya tenía. la madre le enseñó una fotografía falsa de la futura esposa, con el fin de juntarles a todos en una cena y así conseguir que con Leocadia en frete lo confesasen todo. Lego la hora de la cena, allí estaban los cuatro amigos y los padres de Rodolfo, que enseguida pidieron a Leocadia que les honrase con su presencia, esta se presentó con su hijo, ella aún más hermosa de lo que ya era!

   En aquella cena Leocadia se desmayó y junto a ella Rodolfo, que la tenía en sus brazos, ella después recobró el sentido al momento que también recobró su honra. 

  Al final se casaron siendo testigo los cuatro abuelos y el niño, fueron felices ,tuvieron más hijos y nietos.

  


El hombre que recogió a aquel accidentado niño, era el abuelo de este, que sin saber que era el nieto lo llevó a su casa, donde este fue concebido. Es la fuerza de la sangre!

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